La víspera de San Juan, arden los fuegos en las orillas de la isla de Puerto Rico. Esa noche, la gente se zambulle de espaldas al mar, para espantar la desgracia y las malas vibras; y las muchachas casaderas comen un huevo con mucha sal, cuando van a acostarse, para que alguien venga a traerles agua fresca en sueños. Durante la noche de San Juan florecen la higuera, la hierbabuena y el bambú; y al amanecer la gente sale en busca de esos talismanes.
Eduardo Galeano, “Las palabras andantes”