Con la prima de riesgo por las nubes, gobiernos de tecnócratas (y ultraderechistas) y recortes sociales, en el club de lectura de novela negra nos liamos la manta a la cabeza y nos vamos a la Grecia actual de la mano de Petros Markaris y su comisario Kostas Jaritos, que en su última novela pasean por las calles de una Atenas que a sus míticos atascos ha sumado las movilizaciones de un pueblo que se enfrenta a los ajustes exigidos por los “mercados”. La cita para charlar sobre “Con el agua al cuello” y la crisis griega es el miércoles 30 de noviembre a las 20 horas en el Centro Social Seco.
Un caluroso domingo del verano de 2010, el comisario Jaritos asiste a la boda de su hija Katerina, esta vez por la Iglesia y con fanfarria musical. Al día siguiente, poco después de llegar a Jefatura, le informan del asesinato de Nikitas Zisimópulos, antiguo director de banco, degollado con un arma cortante. El macabro homicidio coincide con una campaña que alguien, amparándose en el anonimato, ha emprendido contra los bancos, animando a los ciudadanos a que boicoteen a las entidades financieras y no paguen sus deudas e hipotecas. Lo cierto es que Grecia, al borde de la bancarrota, pasa por un momento muy crítico, y la población no duda en salir a la calle para quejarse de los recortes en sueldos y pensiones. Para colmo, Stazakos, el jefe de la Brigada Antiterrorista, sostiene que el asesinato de Zisimópulos podría ser obra de terroristas. Jaritos, en desacuerdo con esa hipótesis, tendrá que apañárselas con sus dos ayudantes para enfrentarse a un asesino cuyos crímenes apenas acaban de empezar.